
¿El tamaño? no señoras y señores (el burro por delante...), lo que importa es saberse poseedor de la capacidad de asombro, descubrirse anonadado boquiabierto y hasta a veces petrificado cual descerebrado ante algún alardéo de la madre natura que coquetéa con vaya uno saber quién, o tal vez pasmado hasta las lágrimas al oir alguna música que suena justo en el momento que se necesita para poder llamarlo "mágico" o al sentir el olor del primer hogar y traer a la mente recuerdos que parecen inventados tal vez por estar lejanos al hoy pero que sin duda uno sabe que hicieron su parte para generar lo que uno es... Y ya me fui por las ramas, para variar.
La capacidad de asombro... eso que despierta curiosidades, que prende motorcitos, que nos hace cosquillas hasta la risa, las lágrimas. Sentir. Eso, sentir.
Y sí, después de tanta sanata, quiero un brownie con nueces, dulce de leche, y al lado un té con canela, jengibre y miel... es mucho pedir? ah, olvidé la paz mundial y el cese de la contaminación. Cuando sea grande quiero ser miss mundo.